y sus editoriales
Sorprende fase clasificatoria del torneo de poesía Adversario en el
cuadriláterO
y 160 poetas en Faro de Oriente
En este ambiente polimorfo, entre chirridos de metales chocando, olor a resina plástica y colores estridentes de reflejos psyco, ocurrió el Encuentro Nacional de Poesía Independiente y sus Editoriales 2008, en el marco del homenaje al maestro Enrique González Rojo Arthur, quien a sus 80 años está viviendo la fiesta de su vida, pues ha venido siendo homenajeado desde marzo/abril y seguirá hasta diciembre en diversos foros del país.
Del 25 al 27 de septiembre ese casco de talentos fue tomado por la palabra. Una babel fraternaria, circo Jodorowskiano a cuatro pistas (Terraza, Galería, Cafelibrería y Taller) donde la voz de más de 160 poetas se entretejió, amén de sus tendencias estéticas, políticas y/o existenciales, respaldados por las más de 40 editoriales que los propusieron como dignos representantes de su trabajo. De todas partes de la República Mexicana asistieron creadores para echar su lienzo de versos y verlo correr por los pasillos del aplauso y el asombro.
Eduardo Molina y Vedia (de Flor y Canto, DF), Eduardo Cerecedo (de Bulimia de Camaleones, Edomex. Neza), Julio Huertas y Sergio García Díaz (de Editorial Dos Fridas, Edomex.)
Víctor M Muñoz (de Metáfora, hoja de poesía, DF), Jesús Gómez Morán (de Ediciones Libera, DF), Jorge Contreras (de Editorial Fridaura, Hidalgo), y el moderador, Eric Marváz.
Poetas que se conocían, autores que se conocieron, editores, músicos y artistas de diversas disciplinas pudieron encontrar en los ecos y resonancias de sus versos una actitud, un reflejo, una trinchera, quizás, donde apergollarse y lanzar sus proyectiles de conciencia. Cada mesa reunía a cuatro poetas que a la sazón de cuatro vueltas por mesa leía cada quién un par de textos por vez. Así se fue construyendo el edificio de palabras que crecía paralelo en uno y otro escenario, a través de los micrófonos y los silencios, calafateando las entrañas del bajel de demonios con engendros verbales de pegajosa sustancia.
Receso alimenticio. Manuel Noctis (de Clarimonda, Morelia), Juan Manuel Dávila (de Bulimia de Camaleones, Edomex), al fondo, María Ella (del Taller de Cartago). El Menú fue cortesía de Verso Destierro.
Poetas como J. Manuel Dávila Tejada (Bulimia de C.) Luis Ovidio Ríos (Papeles Volando), Gustavo Alatorre (Ediciones Calavera), Iliana Godoy (Flor y Canto), Eduardo Oláiz (Resistencia), Alvaro Itzama Domínguez (Iguanazul), Fernando Salazar (Literagen), Fernando Reyes (Libera), Jermán Argueta (Crónicas y Leyendas), entre muchos más, pusieron los cimientos del ritmo y las imágenes ese primer día, que habrían de seguir creciendo a lo largo de dos días más de intensidades diversas. Y en el cambio de falanges poéticas, la música de Ana de Alba y Josman para acompañar la tarde.
La misma noche del jueves se inauguró formalmente el encuentro con la presencia en mesa de la gran poeta Norma Bazúa y también con los poemas expresamente grabados para el encuentro de la maestra Carmen de la Fuente.
Norma Bazúa, durante su lectura.
Publicaciones a la venta.
Eric Marváz encarnado de réferi llamó al primer gladiador de la tarde. Ian Soriano, Ricardo Isaac, Eduardo Ribé, Mónica Suárez, Anuar Zúñiga, Luis “El zurdo” Morales, Locky Noriega, Carlos Ramírez Mosqueira, Pedro Luis Hernández, Estephani Granda, Harry Armando Montiel, José Chapa, Luis Oscar Nájera y más de cincuenta poetas se preparaban a orillas del cuadrilátero, midiendo a sus adversarios para asestar en su o portunidad, la llave apalabrada de su participación, con la intensión de dejar en la lona a todo aquel que apareciera con un ripio o hubiera olvidado el ritmo en casa.
El acomodo de lugares y la lista de los 16 poetas finalistas se puede encontrar en:
El público espera comience la lectura final.
Hacia las 19 horas, contra viento y marea, fueron llegando los maestros: Max Rojas, gustosamente asombrado de lo nutrido y tan constante del evento, llevaba sus versos para hacer con ellos la clausura del evento, y dejar testimonio y aval de que la poesía es militancia, y que no necesita de oficialismos blandengues para pervivir. La mesa de clausura fue reveladora y emotiva con la presencia de Enrique González Rojo, que leyó varios poemas de su reciente poemario “Poeta en la ventana”, Maricruz Patiño, que sobresaltó al público e incitó a la ovación, Saúl Ibargoyen, con sus excelentes sonetos que ejecutó a manera de venganza, y Eduardo Cerecedo, con su poema de moscas.
Maricruz Patiño, Saúl Ibargoyen, Enrique González Rojo, Max Rojas y Eduardo Cerecedo.
Max Rojas mira con admiración al maestro Enrique González Rojo.
El discurso final incitó a los poetas a retomar el valor de la palabra, como seres más que patrióticos, independientes, y crear así el mundo. El aplauso estalló para los poetas maestros, para los poetas y editoriales de toda la República para los organizadores, Adriana Tafoya, Andres Cardo, Eloy Rodríguez, Víctor M Muñoz, Eric Marváz, Agustín Estrada Ortíz (Director del Faro de Oriente), Pedro Emiliano y Alfonso Guillén, quienes con su actitud y disposición resolvieron todos los pequeños detalles que permitieron que se pusiera la palabra a disposición de oídos atentos durante tres días llenos de la multiplicidad de voces poéticas convocadas por VersodestierrO, echar un ojo al puesto de publicaciones y encontrar en un vistazo el mapa de la república independiente de las letras, testimonio de que no sólo es viable la publicación autónoma, sino que es estrictamente necesaria para la construcción de un mercado sustentable que abarque los espacios descuidados del oficialismo.
Fotografía de Gris Ruiz.